28 de mai. de 2005

León Gieco

PAGINA/12 PRESENTA CON SU EDICION DE MAÑANA “INEDITO - CANCIONES DE UN CASSETTE PERDIDO”, DE LEON GIECO
“Esa gira fue un momento único en mi carrera” El músico de Cañada Rosquín habla de la grabación en vivo, hasta ahora inédita, que funciona a la vez como testimonio de época (la histórica gira nacional de 1980 y 1981) y como un registro de clásicos atemporales. Los temas que integran el CD –El fantasma de Canterville, Todos los caballos blancos, El rey lloró, entre otros– muestran a un artista en pleno crecimiento, en un país que también empezaba a cambiar.
Por Claudio Kleiman


Como reconoce el propio León Gieco, Inédito - Canciones de un cassette perdido, el CD que se presenta mañana con Página/12, constituye un testimonio de un momento único en su carrera. El álbum, con 20 canciones recuperadas –gracias a la moderna tecnología digital–, de cassettes conservados por fans que los guardaron celosamente como preciado tesoro, es el fiel registro de cómo era un show de León durante aquella gira que abarcó los años 1980 y 1981.
El oyente puede hacer de cuenta que está en algún colegio, club barrial o asociación vecinal en aquellos lejanos días de 1980 y escuchar a un joven León, con su guitarra y su armónica, vibrando al compás de los frutos de su inspiración temprana: una brillante colección de canciones que son a la vez testimonio de una época y clásicos atemporales. Sumergido en la etapa final de grabación de su nuevo álbum y entusiasmado con su horneada más reciente de canciones, León se aparta por un rato de su presente haciéndose un tiempo para los recuerdos, remontándose a aquellos lejanos días de 1980.
–¿Cómo surgió la idea de esa gira?
–Yo empecé a trabajar con Pity (Iñurrigarro, su representante) en el ’80 y lo primero que hice fue plantearle una gran exigencia, que era la de que él me organizara una gira nacional. Le dije que quería tocar solo y, mientras él empezaba a organizarla, me fui a Estados Unidos, de donde me traje un equipo de voces muy bueno –con parlantes JBL–, una guitarra y los micrófonos inalámbricos.
–Era una gira con características muy especiales.
–Sí, le dije a Pity que no íbamos a tener un cachet, que los recitales debían ser organizados por los chicos de 5o año de los colegios secundarios de los pueblos del interior; me parecía una buena oportunidad para que los pibes recaudaran fondos para su viaje de egresados. Yo pensaba que los estudiantes de 5o año eran como los mimados de los pueblos, la gente estaba expectante de qué iban a hacer, porque algunos se iban a seguir sus estudios a otros lados. La cosa era que nosotros íbamos al lugar, podíamos comer –y eventualmente dormir–, en la casa de los pibes para no gastar guita, y el 70 por ciento era para nosotros, que éramos unas 7 u 8 personas, y el 30 por ciento para ellos. Y todos ganábamos plata, porque iba muchísima gente, ellos se encargaban de ir por los pueblos a vender las entradas por anticipado, y es como que nadie les decía que no.
–No hacía mucho que había regresado al país.
–Era un momento muy especial para mí, porque me había exiliado durante más de un año en el extranjero y hacia 1979/80 estaba volviendo. Eso me benefició de alguna manera, porque había estado ausente, y Sólo le pido a Dios ya se había convertido en un gran himno, en algunos colegios los chicos ya lo cantaban como resistiendo a la dictadura militar. La gente sabía, porque yo lo había comentado, que Sólo le pido a Dios había estado prohibida, “porque usted no puede cantar una canción de paz en épocas de guerra”, como me dijeron. Y también era un momento especial para el país, porque desde el ’80 se empezaba a perfilar como cierto clima de fin de dictadura. Y que yo fuera a cantar esas canciones que estaban prohibidas en la radio y la televisión generaba cosas como que la gente me recibía con autos en la ruta, a la entrada de los pueblos. Llegábamos y era como una cosa circense, con el camión que decía “León Gieco”, el auto mío, varios coches adelante y otros atrás, íbamos paseando por todo el pueblo.
–¿Viajaba en auto?
–Yo iba en el Peugeot de (su personal manager) Conejo García, y atrás venía un camión Toyota donde entraban solamente tres personas, más los equipos. Generalmente en el auto veníamos (el sonidista) Oski Amante, Aníbal (Forcada, por entonces “plomo”, actual músico de su banda), Conejo y yo. Cuando venía Pity, Aníbal iba en el camión.
–¿Cómo se hizo la convocatoria a los estudiantes?
–Inicialmente, a través de reportajes que yo hacía en diversos medios, como radio, televisión, algunas revistas, creo que se publicaron avisos en diarios con el teléfono de la agencia para las contrataciones. Una vez que se empezó a correr la pelota, cada vez aparecían más interesados. Y también apareció el nombre de la gira, a través de Oscar López (su productor discográfico), cuando supo que iba a ser por todo el país, que era una exigencia que yo le había puesto a Pity, la máxima cantidad de recitales posibles en todas las provincias. Me dijo que la gira se tenía que llamar “De Ushuaia a La Quiaca”, y al poco tiempo pusimos ese nombre en el camión que llevaba los equipos.
–Terminó siendo una gira extensísima.
–Duró casi tres años, desde 1980 hasta fines del ’82. Toqué en más de 600 lugares de todo el país, todo organizado por los estudiantes de quinto año. Había mucha rosca, mucha polenta. Habíamos sacado la cuenta que los kilómetros recorridos eran algo así como dos vueltas y media alrededor de la Tierra. En el medio de esa gira hice un show muy lindo en el Estadio Obras, con el escenario en el medio, que además tenía una parte que giraba. Yo cantaba ahí mientras daba vueltas, así toda la gente me podía ver. Tenía los micrófonos inalámbricos, fui el primero en usar ese sistema en la Argentina. Usaba uno para la guitarra y el otro en el atril de la armónica, que es lo que sigo haciendo en la actualidad. Y eso me sirvió para muchas cosas en el show, que no podría haber hecho sin ese sistema.
–Debía ser algo que causaba un gran impacto en el interior.
–La gente no entendía nada. Una cosa que hacíamos al final del show era llenar de humo el escenario –un humo muy denso–, bajábamos las luces y yo desaparecía del escenario, mientras tocaba Cuando me muera quiero. Cuando se volvían a encender las luces, la música seguía sonando pero yo ya no estaba. Me iba caminando tranquilo, golpeando la tapa de la guitarra y tocando un poco la armónica, y de repente aparecía en el superpullman, que en el interior lo llaman tertulia. La gente se volvía loca, yo veía desde arriba a los que estaban en la platea y miraban para todos lados, preguntándose “¿dónde está este tipo?”.
–¿Cómo seguía el show?
–Saludaba a toda la gente de la platea y tocaba un par de canciones lentas desde la tertulia, para no confundirme, porque el sonido tarda en llegar al escenario con los inalámbricos, generalmente eran El rey lloró y La Navidad de Luis. Después volvía y seguía con el show, pero esa parte que había en el medio era algo muy inolvidable para el público. Yo siempre buscaba qué quilombo podía hacer. En algunos lugares, como en Rosario en los carnavales, me daba el lujo de aparecer sentado sobre el techo del escenario, o de tirarme por un tobogán en una confitería de Río Cuarto; también tengo una foto tocando en una de esas sillas altas que son para los jueces de tenis. Y en los lugares donde no podía hacer demasiado quilombo, bajaba del escenario y cantaba El fantasma de Canterville junto con alguien del público; siempre inventaba algo.
–Otro efecto muy especial es el que aparece en La Rata Lali.
–Teníamos dos aparatos. Uno era el digital delay, que doblaba la voz, y también podía doblar la guitarra. El otro aparato era un harmonizer, al que se lo puede programar con una perilla para que te haga la nota que quieras. Eso se escucha en algunas canciones del disco: yo les cambio la melodía para que el aparato me haga una voz; suena como si yo mismo me estuviera haciendo una armonía, por ejemplo una tercera. Y después está el efecto que hacíamos en La Rata Lali, que es una octava arriba; entonces cantaba yo una parte de la canción y en otra parte Oski lo ponía una octava arriba y aparecía la voz de la Rata. Y al final la gente se a lucinaba, porque cantábamos los dos juntos, salía por un canal mi voz normal y por otro mi voz con el harmonizer. Era muy divertido.
–Un show de muy alta tecnología para ese momento.
–Totalmente, nunca se había hecho una cosa así. Otro adelanto técnico era el digital delay, que nos daba la posibilidad de hacer unas cámaras de eco muy piolas, y Oski ponía dos columnas de sonido en el fondo de la sala. Entonces mandaba las cámaras a esos parlantes de atrás y salía un sonido cuadrafónico. La gente no estaba acostumbrada, porque habitualmente el sonido viene sólo desde adelante, y empezaba a mirar para atrás. Yo en ningún momento explicaba cómo lo hacía, para que fuera una sensación más fuerte. Empezaron a aparecer artículos en las revistas, y el boca en boca nos fue llevando a hacer shows en todos lados.
–El rey lloró, de Litto Nebbia, es un tema que no está en ninguno de sus discos “oficiales”.
–Era un tema que yo cantaba con Los Moscos, mi grupo de Cañada Rosquín. Por supuesto es un homenaje a Litto y a Los Gatos, es un tema que me encanta. Una vez coincidí con Litto en Tucumán y la canté en vivo junto con él, era muy gracioso porque con el teclado Nebbia le ponía todos los silbidos y efectos que están en la grabación original de Los Gatos.
–Esa gira tuvo un efecto de bisagra en su carrera, su nombre comenzó a crecer muchísimo en el interior.
–Son esas combinaciones que se dan a veces. Como te decía antes, había llegado del exilio y coincidió con el afloje de la dictadura militar, y yo era uno de los pocos que venía haciendo música contestataria. La gente sabía que había estado en cana en Córdoba, en Comodoro Rivadavia, que estaba prohibido en radio y TV, que me habían citado en el Primer Cuerpo de Ejército. Y estaban enfervorizados, porque ya se respiraba el advenimiento de la democracia. Cada vez venía más público, y estábamos muy aceitados. Hacia el final de la gira, toqué en B.A.Rock (noviembre de 1982), con ese mismo esquema. Recuerdo que estaba muy gastado, había llegado a Buenos Aires de algún lugar del interior, me tiré debajo del escenario escuchando a Pappo y me quedé dormido.
–Poco después de eso, paró de tocar.
–Sí, paré de tocar hasta el año ’85. Fue una gira muy importante, pero muy extenuante. Tomábamos Keramic –que eran unas pastillas de anfetamina que tomaban los estudiantes para no dormir– y alcohol, y nos terminó fulminando la cabeza a varios, fue un desastre. Terminé internado en Puigari, para desintoxicarme.
–Fue como el cierre de una etapa.
–Exactamente. Nunca más toqué solo, quedé medio tocado con ese asunto. Ni ahora me animo a hacerlo, un par de veces que tuve que hacer presentaciones solo cuando fui a España, me agarró mucho pánico, la pasé mal. Se ve que quedé hipersensibilizado con el asunto de tocar solo. A partir de ahí viene lo que fue la grabación de De Ushuaia a La Quiaca, y más adelante armé la banda de música folklórica. De manera que esta cinta que ahora se edita queda como un testimonio de un momento bastante único en mi carrera.


El recuerdo de Oski Amante

Nota Madre

“Esa gira fue un momento único en mi carrera”


Oscar “Oski” Amante, que hizo toda la gira con Gieco como sonidista, continúa asociado hasta hoy con León, como ingeniero de sonido de su estudio de grabación, “Del Arco”. Sus recuerdos más entrañables apuntan al equipo de trabajo que se formó para esa gira. “El grupo de laburo que se formó era buenísimo”, recuerda Oski. “Eramos León, Aníbal, Bebe Carrizo en la iluminación, Pito Alvarez, Pity y Conejo García. Y a veces venía también Quaranta, porque las luces eran suyas. Yo nunca estuve en un grupo donde se tirara para adelante con tanta buena onda como en aquella gira. Además era una cooperativa, cada uno tenía su porcentaje establecido de antemano, si había guita ganábamos todos y si no había, no ganábamos. Cuando llegábamos a un lugar, bajábamos todos los equipos que teníamos, fuera para 200 personas o para 3000. Y los shows siempre salían bien, me acuerdo que cuando terminaba apagaba todo, me iba para el camarín a verlo a León y nos dábamos un golpe de taquito. Era la señal de que todo había salido bien, como diciendo ‘la hicimos de taquito’, en lugares a veces muy precarios, donde no sabías si se te iba a cortar la luz, por ejemplo.”
Este esfuerzo se correspondía con el trato que recibían. Amante recuerda: “Todo el tiempo comíamos en las casas de la gente, siempre había un asado para agasajar a León y su equipo. Y teníamos un grupo paralelo para tocar en esos asados, un trío con León, Aníbal y yo; cantábamos a tres voces, teníamos un montón de temas. Y ese fue un poco el comienzo de Oveja Negra, porque cuando León paró de laburar en el ’82, le propuse a Aníbal que armáramos un trío. Le avisamos a Willy Campins, y ahí empezamos”.
Por supuesto, una gira tan extensa también tuvo sus momentos de zozobra. “Cuando íbamos a la mina de carbón en Río Turbio, venía yo al volante porque tenía cancha para manejar en el barro, pero no conocía los códigos del Sur, parece que allí tenés que conducir siempre por la huella. Y nos metimos en una especie de charco muy profundo, se nos quedó el auto y el agua nos llegaba hasta la mitad, estábamos subidos a los respaldos de los asientos. Llovía, hacía un frío terrible, no pasaba nadie, llegó un momento que nos mirábamos y decíamos, ¿qué vamos a hacer? Hasta que en un momento apareció un camionero y nos sacó. Llegamos al show como a las 12 de la noche, muy preocupados, y estaba toda la gente esperando. Después nos contaron que ese tipo de percances era muy común y los shows siempre empezaban tarde.”
En el Norte, los problemas eran de otro tipo. “Cuando estuvimos en la mina Aguilar, en Jujuy, faltaba el aire, está como a 4000 metros de altura. León cantaba con tubos de oxígeno sobre el escenario, entre tema y tema iba y se daba un ‘saque’ de oxígeno, para poder seguir cantando.”

26 de mai. de 2005

Renasce a censura

ROBERTO ROMANO

A Folha publicou em 1978 um dossiê sobre a censura ditatorial. No início da lista, os senhores da verdade proibiam "a publicação do decreto de d. Pedro 1º abolindo a censura no Brasil. Também está proibido qualquer comentário a respeito" (6/9/72). O ato que anula um decreto imperial obriga-nos a recordar as teses de Walter Benjamin: "Se o inimigo vence, nem os mortos estão seguros".


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A censura é tutela que reduz o cidadão à menoridade. A imprensa livre está na essência do regime democrático
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Os adversários da liberdade ressurgem em lugares inesperados e a qualquer momento. Eles buscam silenciar fatos, conceitos e debates: "Fica proibida a divulgação de notícia sobre a apreensão de jornais em Porto Alegre" (20/9/72).
A censura, contrária aos direitos, se oculta no mesmo ato em que afirma sua existência nauseante: "Está proibida a divulgação de qualquer notícia ou comentário sobre censura, de procedência nacional ou internacional, que esteja ocorrendo no Brasil" (2/1/73).
Em nossos dias, a memória daqueles tempos desaparece na poeira. Mas é preciso reavivar as lembranças. "Estão proibidos comentários, transcrição de matérias sobre apreensão, suspensão, censura prévia e outras medidas legais, preventivas e repressivas adotadas contra editoras, livros, revistas, jornais e televisões" (5/2/74).
"Fica proibida a divulgação de notícias que envolvem menores criminosos ou envolvidos em assaltos, furtos ou roubos" (19/2/74). A hipocrisia é mesmo ineficaz. Basta ler as notícias não censuradas sobre a Febem de 2005.
A censura não esquece sequer os fardados: "Fica proibida a transcrição, em todo ou em partes, do discurso proferido pelo sr. general comandante do 2º Exército, no CPOR de São Paulo, como ficam proibidas quaisquer referências, comentários, editoriais ou qualquer outra forma de notícia sobre o referido discurso" (21/2/74).
A ditadura servida pelos censores começou com as cassações no Parlamento. É bom recordar a origem do termo. No Parlamento, a fala sem censuras é conditio sine qua non. Nele é garantida, trocando-se os canhões pelos discursos, a trégua que gera a obediência às leis e atenua a guerra de todos contra todos. Tiranias inutilizam os parlamentos ao amordaçá-los. "Está proibida a divulgação de notícias ou comentários sobre o discurso proferido hoje pelo deputado Lisâneas Maciel (do MDB carioca, cassado em 1976) na Câmara Federal (2/4/73). E pouco antes: "Está proibida a divulgação ou noticiário (sic) do discurso pronunciado hoje na Câmara pelo deputado Freitas Nobre (MDB-SP) sobre censura na imprensa" (26/3/73).
Freitas Nobre lutou contra a ditadura e foi vitimado pelos censores. Em seu livro "Imprensa e Liberdade. Os Princípios Constitucionais e a Nova Legislação" (Summus Editorial), ele expõe as falhas da ordem democrática ao indicar a distância entre o texto constitucional e a efetiva existência de "uma imprensa censurada e tolhida pela ação arbitrária e ilegal".
A censura, cometida por funcionários do governo ou por outras instâncias do Estado, nega o princípio democrático do poder transparente. Todo governante deve prestar contas de seus atos à cidadania -qualquer candidato aos cargos é submetido à regra. O nome desse imperativo é "accountability", surgido na Inglaterra do século 17 contra o arbítrio do rei, em prol dos "homens comuns". A mesma idéia alicerça os EUA, a maior república moderna, e definiu em 1789 a proclamação francesa dos direitos.
Condição da "accountability" é a livre imprensa. Sem ela, impossível avaliar os governantes. O direito de saber o que fazem os administradores não é cedido a ninguém pelo povo soberano. A censura é tutela que reduz o cidadão à menoridade. A imprensa livre está na essência do regime democrático. Nele, "nenhum indivíduo humano transfere seu direito natural a um outro (em proveito do qual ele aceitaria não mais ser consultado). Ele o transfere ao todo da sociedade da qual é parte. Os indivíduos permanecem, assim, todos iguais, como no estado de natureza" (Spinoza, Tratado Teológico-Político, 16). Todo censor julga-se acima dos homens comuns.
Fernando Morais é hoje vítima de censura. Seu livro "Na Toca dos Leões" esclarece ângulos históricos até agora ignorados. O autor sofre pena digna dos tempos ditatoriais: se fala sobre o caso, é multado. Alvos da censura são frases atribuídas a certa pessoa citada pelo autor, com supostas teses racistas de um ex-candidato à Presidência da República. Morais poderia ser processado, sem censura prévia: as responsabilidades seriam apuradas e, caso houvesse culpa do autor, os brasileiros, seguindo o direito à informação, testemunhariam contra ele. O prejudicado, na realidade ou na pretensão, poderia exigir indenização por dano material, moral ou à imagem.
A censura impede a defesa pública do acusado e aprioristicamente o pune sem contraditório. A democracia não medra em terreno onde sua existência é condicional. Até que seja provado o prejuízo das pessoas, o leitor tem um direito que ninguém pode arrancar. Salvo em caso de ditadura judiciária. Essa seria tão nefasta quanto a militar.



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Roberto Romano, 59, filósofo, é professor titular de ética e filosofia política na Unicamp (Universidade Estadual de Campinas) e autor de, entre outras obras, "Moral e Ciência - A Monstruosidade no Século XVIII" (ed. Senac/ São Paulo).

23 de mai. de 2005

CONVITE: Suflê de Milho

O Velho Continente parece entrevado. Não consegue seguir os passos da modernidade ditada pelo "new petismo" implantado no início do século XXI no Brasil. Por exemplo, a Europa ainda não percebeu os avanços da transgenia, particularmente o milho plantado pela Monsanto... Técnicos gaúchos, liderados pelo cientista Carlos Sperotto (Prêmio Nobel da Empulhação concedido pela mestre RBS), da FARSUL, uma farsa do Sul, garantem que a Monsanto é SANTA. O PesTismo Federal, convencido pelos trinta dinheiros, via Paulo Pimenta, beatificou a modernidade da Monsanto. Pimenta no dos outros pode ser fresco; no nosso, não!
FORA PESTISMO TRANSGÊNICO!


Alimento modificado sob suspeita

LONDRES - Ativistas de movimentos ecológicos de todo o mundo ganharam importante reforço para seus argumentos contrários à manipulação genética de alimentos. O jornal britânico The Independent publicou, na edição de ontem, reportagem baseada em dados retirados de um relatório secreto de 1.139 páginas, segundo o qual ratos alimentados com milho geneticamente modificado apresentaram diminuição no tamanho dos rins e modificações na composição do sangue.
O relatório, produzido pela Monsanto, uma das líderes mundiais em pesquisa e produção de alimentos geneticamente modificados, diz ainda que as cobaias alimentadas com milho produzido através de métodos convencionais não apresentaram os mesmos sintomas. Especialistas ouvidos pelo jornal britânico disseram que as alterações sanguíneas apresentadas pelos roedores submetidos à dieta rica em milho transgênico podem significar que houve danos ao sistema imunológico ou algum desequilíbrio orgânico como, por exemplo, o surgimento de um tumor.
- Os resultados são muito preocupantes do ponto de vista médico. Fiquei surpreso com o número de diferenças significativas que foram encontradas nos organismos submetidos à experiência - observou ao jornal Michael Antoniu, especialista em genética molecular do hospital da centenária Escola de Medicina de Guy, na Inglaterra.
A Monsanto se apressou em tentar minimizar o teor do documento divulgado. De acordo com a multinacional dos alimentos, as anomalias verificadas são ''insignificantes'' e refletem ''variações normais entre ratos''. Fontes do governo britânico, no entanto, revelaram que alguns ministros estariam preocupados com as descobertas da pesquisa e se preparavam para notificar a empresa pedindo mais informações sobre o caso.
As revelações surgem em meio a um intenso debate em torno da liberação ou não de alimentos geneticamente modificados para venda ao público no continente europeu. Em votação realizada na semana passada, a União Européia não chegou a acordo sobre a questão, apesar do voto de 10 países, incluindo a Grã-Bretanha, terem sido favoráveis à comercialização.
Para os ambientalistas britânicos o conteúdo do relatório da Monsanto reforça os resultados apresentados por uma pesquisa realizada há sete anos que apontava danos à saúde de ratos alimentados com batatas transgênicas. A pesquisa, conduzida pelo cientista Arpad Pusztai, foi interrompida depois de ser condenada pela comunidade científica britânica. Pusztai relatou ter descoberto uma ''longa lista de diferenças relevantes'' entre ratos alimentados com batata transgênica e aqueles que receberam apenas batata convencional o que, segundo o cientista, indicaria que a ingestão continuada e em larga escala de alimentos geneticamente modificados poderia, também, causar danos ainda desconhecidos à saúde de seres humanos.
Neste estudo recente da Monsanto os ratos que apresentaram variações no sangue e no tamanho dos rins receberam o milho chamado de MON 863, manipulado geneticamente pela empresa para se tornar resistente às chamadas ''lagartas do milho'', que atacam a raíz das plantas, causando enormes danos às plantações.
Apesar dos dados preocupantes revelados pela reportagem do The Independent- jornal que é abertamente contrário aos transgênicos - a Monsanto se recusou a revelar a íntegra do relatório, alegando que ele ''contém segredos industriais que poderiam ser comercialmente utilizados por concorrentes''. Um porta-voz da empresa disse ainda que ''pesquisas em torno do MON 863 não são novas'' e que esta variação já teria sido '' aprovada como sendo tão segura quanto o milho convencional por nove diferentes autoridades globais desde 2003''.

21 de mai. de 2005

Uma economia da corrupção

O PT não inventou a corrupção. Nem Palocci é seu ideólogo. O que assusta no "new PT" é esta aparente felicidade de tresloucado quando ela emerge. Os governos brasileiros, cada vez que surge uma denúnica de corrupção com risco de punir os culpas, vem a público alertar para os riscos. Os militares sequer deixaram que fossem divulgados. Os civis, se locupletaram. FHC vendeu as empresas públicas e ofereceu dinheiro também público para os que não tinham recursos para comprá-las. Alguns bem abaixo do preço, como reza a cartilha dos que foram "além dos limites de suas responsabilidades".
Toda vez que no Governo do Professor Cardoso aparecia uma denúncia de corrupção, havia um esforço concentrado para abafar. Até a reeleição foi comprada, com prova e tudo o mais, e nem por isso deu alguma alguma. O único a pagar alguma coisa nos oito anos de tucanagem foi o Lalau. E os que "concertaram" com Lalau?
Agora vem o Palocci dizer que uma eventual CPI para apurar aquela desfaçatez com que se expressam os detentores de cargos públicos nos Correios pode prejudicar a economia (Manchete da Folha de São Paulo, 21/05/05: Palocci teme que CPI contamine economia). O que esses imbecis estão pensando?! Então a propalada busca da estabilidade econômica cai por terra se fatos como esse forem apurados? A conclusão que se chega é que a estabilidade econômica no Brasil está assentada na impunidade. Liberada a corrupção, não haverá percalços na economia.
Por uma questão de justiça, o PT deveria baixar uma MP institucionalizando a corrupção ou então propor uma emenda constitucional para garantir a igualdade de direitos...
MORAL: Economia dá corrupção!

Viglietti y Benedetti

Por Karina Micheletto
Mario Benedetti y Daniel Viglietti son dos referentes de la palabra comprometida del Uruguay. No es casual que hayan decidido reunirse y que esa reunión haya perdurado en el tiempo, abriendo un espacio que fue resignificándose con el paso de los años. En 1978, cuando el poeta y el cantautor se encontraron en el exilio en México cayeron en la cuenta de cuánto había en común en lo que estaban escribiendo cada uno por su lado y así nació la idea de encontrarse en A dos voces. Lo que comenzó como una experiencia que respondía a la necesidad de alzar las voces y de unirlas en el exilio terminó siendo un espectáculo que mantuvieron durante 27 años, y que llevaron por distintos países. El disco que presenta Página/12 con su edición de mañana devuelve las voces de estos dos uruguayos en los recitales más importantes que dieron de este lado de la orilla, en 1984 en Obras Sanitarias y en 1993 en el Gran Rex, y también en Montevideo, en 1985 en el cine 18 de Julio.
“Lo que hicimos fue un trabajo casi de hilanderos, de tejido, empezamos a tejer confluencias”, definiría más tarde Viglietti. Así se entrelazan las voces de ambos cantando y recitando en homenaje a Roque Dalton (A Roque, de Benedetti, Daltónica, de Viglietti), a Nicaragua, a Chile y Salvador Allende. Y así van desfilando clásicos de cada uno como Bandoneón y Por qué cantamos, entre lo más cantado y repetido en postales de la obra deBenedetti, La llamarada y Otra voz canta, entre los temas más conocidos del repertorio de Viglietti. Y están los versos que cada uno por su lado escribió en homenaje a Soledad Barret, la militante paraguaya secuestrada en 1962 en Montevideo y asesinada en Recife, Brasil, y que tienen un significado especial en el disco. “Soledad no viviste en soledad / por eso tu vida no se borra / simplemente se colma de señales. Soledad no moriste en soledad / por eso tu muerte no se llora / simplemente la izamos en el aire”, dice Benedetti en sus versos, que se cruzan con los de Viglietti: “Una cosa aprendí junto a Soledad: que el llanto hay que empuñarlo, darlo a cantar... Otra cosa aprendí junto a Soledad: que la patria no es sólo un lugar... Una tercera cosa nos enseñó: lo que no logre uno, ya lo harán dos”.
Mario Benedetti recuerda en diálogo con Página/12 la importancia que tuvieron estos versos en el origen de A dos voces: “Con Daniel éramos muy amigos, desde hacía años. Nos encontramos en México, en el exilio, y empezamos a hablar de lo que estaba haciendo cada uno. Que esta canción, que este poema... Nos sorprendió encontrar que los dos le habíamos escrito a Soledad Barret, porque la habíamos conocido y le teníamos mucho cariño”, cuenta el autor de Gracias por el fuego. “Empezamos a ver que teníamos otros temas comunes, y así fuimos armando un recorrido de poesía y canción. Con el tiempo fuimos introduciendo muchos cambios en el repertorio, pero el poema y la canción de Soledad Barret siempre quedaron, son especiales para nosotros”, explica el poeta, que antes de A dos voces ya había hecho la experiencia de llevar sus versos a los escenarios junto a Alberto Favero y Nacha Guevara, con éxito masivo.
–¿Cómo es para un escritor, que no esta acostumbrado al escenario como el cantor, pasar al otro lado, enfrentar el público?
–Bueno, yo tuve que acostumbrarme. He enfrentado al público en muchas ocasiones, acompañado y solo. Ayer (por el miércoles pasado), sin ir más lejos, en el paraninfo de la universidad, recité en un homenaje a un nuevo aniversario del asesinato de los tupamaros Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz en Buenos Aires.
–Pero no siempre el escritor puede recitar o leer lo que él mismo escribe, no todos son buenos para eso.
–No se crea, los escritores van perdiendo el miedo, tienen que hacerlo. Para mí las primeras veces era terrible, tenía ganas de salir disparando. Pero después uno se va acostumbrando, va perdiendo timidez o ganando desvergüenza. Incluso llega a ser estimulante que esté el público ahí, escuchándote, devolviéndote una respuesta inmediata de lo que escribiste en soledad.
–En estos 27 años presentaron el espectáculo en todo el mundo. ¿Hubo algún recital que recuerde especialmente?
–Bueno, tanto como en todo el mundo no, pero sí fueron muchos países. En España lo dimos en varias ciudades, estuvimos en Francia, Alemania, Dinamarca, en Europa del Este, mucho en América... Lo hemos hecho en países con otras lenguas, entonces se repartía primero un folleto con las traducciones o se llamaba a un traductor en vivo. Fueron muchos espectáculos, y de cada uno nos llevamos algo del encuentro con la gente. Quizás el que quedó en el recuerdo fue el primero, en México, porque ahí realmente no sabíamos cómo iba a resultar la cosa, era pura expectativa. En vista de que tuvimos mucho éxito, lo seguimos haciendo.
–¿Qué está escribiendo ahora?
–En julio va a aparecer mi nuevo libro, Adioses y bienvenidas, antes salió Defensa propia, en dos ediciones, y también Memoria y esperanza, un libro dedicado a los jóvenes, en una edición muy linda, con muchas fotos. Lo que hice allí fue repasar mis más de ochenta libros e ir recogiendo de ellos los poemas o prosas relacionadas con los jóvenes. Como verá, siempre sigo escribiendo... Ahora estoy haciendo pequeñas prosas que tratan de tener ingredientes de humor, algo muy reciente, que todavía no tiene título.
–¿Y en qué condiciones escribe, tiene un método, se fija un horario?
–No, yo me siento y escribo, cuando puedo. Y también cuando me dejan.
–¿Cuando lo dejan, quiénes?
–Bueno, los periodistas, los editores... (se ríe) A veces cuesta encontrar el tiempo y el espacio. Hay momentos en que las llamadas y los compromisos se amontonan, si uno se pone a pensar en la cantidad de tiempo que insume eso, es una cosa de locos...
–En Uruguay están viviendo un cambio político importante. ¿Cómo se manifiesta concretamente, en lo cotidiano, este cambio?
–Después de 174 años de gobiernos de derecha, que incluyeron una dictadura muy dura, que ahora haya ganado una coalición de izquierda es un cambio gigante, que hace unos pocos años parecía imposible. Evidentemente, el pueblo se fue despertando frente a tantas barbaridades que se cometieron. Esto es histórico: no sólo se ganó en Montevideo, también en siete departamentos de interior, donde nunca se había ganado. Y también hay una mayoría absoluta en el Parlamento. Todos tenemos la esperanza de que se van a producir cambios importantes, aunque difíciles. Tabaré Vázquez ya lo advirtió, dijo que no pensáramos que iba a cambiar todo de la mañana a la noche, porque además la oposición tiene poder y lo va a usar. Tabaré se ha sabido rodear de gente capacitada y honesta, ése ya es un cambio importante, porque estos 174 años fueron un conjunto de corrupciones sucesivas. Donde aparezca un caso de corrupción, lo van a sacar. En fin, todos tenemos esperanzas de un cambio. Y, lo que es mejor, esperanzas bien fundadas.

16 de mai. de 2005

Andam dizendo por aí...

Nacionalistas antes que izquierdistas
Los que creían que Lula y Kirchner serían, en sus relaciones políticas, izquierdistas antes que nacionalistas, se equivocaron. Ha pasado tiempo como para entender que ambos son nacionalistas antes que izquierdistas para relacionarse entre sí y con el vecindario. La fuerte tensión que se ha generado en estas semanas entre ambos es sólo una prueba más.
Alvaro Vargas Llosa - corresponsal
Fecha edición: 15-05-2005
Los que creían que Lula da Silva y Néstor Kirchner serían, en sus relaciones políticas, izquierdistas antes que nacionalistas -camaradas antes que rivales-, se equivocaron. Ha pasado ya suficiente tiempo como para entender que ambos son nacionalistas antes que izquierdistas a la hora de relacionarse entre sí y con el vecindario en general. La fuerte tensión que se ha generado en estas semanas, por enésima vez, entre ambos países es sólo una prueba más.
El nacionalismo de cada cual se expresa de manera algo distinta. El de Kirchner es más bien proteccionista, tanto en lo económico como en lo político. Busca, en lo económico, protección contra un supuesto asedio comercial brasileño, contra la mayor competitividad brasileña y contra la mayor captación de inversiones por parte de su vecino. En lo político, busca limitar la mayor proyección internacional de Brasil para evitar quedar en un papel disminuido.
El nacionalismo de Lula se manifiesta al revés: es más bien expansivo, proyectándose hacia el exterior con una desbocada campaña para capturar toda clase de instancias burocráticas internacionales para pisar fuerte en el mundo y reorganizar el esquema de integración sudamericana de acuerdo con un claro liderazgo brasileño.
Estas dos visiones, actitudes y líneas de acción son el fondo del problema. Todos los incidentes coyunturales, incluido el desencuentro actual, remiten a la tensión entre estos dos nacionalismos. Argentina prefiere culpar al factor externo de algo que es esencialmente un problema interno, y Brasil quiere ser una potencia mundial antes de terminar de resolver su propia condición de país subdesarrollado, que aún con el progreso de estos últimos años tiene para rato. Por tanto, veremos constantemente a estos dos países encendiendo y apagando fuegos en su pirotécnica relación vecinal.
Cambio de condiciones
El gobierno de Kirchner expresa dos objeciones básicas en este momento. Una, de tipo comercial, la expresa abiertamente. La otra, de tipo diplomático, la expresa más indirectamente, por lo general mediante filtraciones a la prensa bonaerense. La objeción comercial radica en que las importaciones industriales brasileñas casi se han duplicado en el último año, "afectando" a productores locales de calzado, textiles o máquinas agrícolas. Actuando casi como un brazo de la Unión Industrial Argentina -poderoso lobby local-, el gobierno de Buenos Aires quiere negociar un cambio de condiciones con Brasil.
Ya en julio pasado Argentina, contraviniendo el espíritu del Mercosur, decretó salvaguardas contra televisores, cocinas y otros bienes brasileños. En septiembre, el ministro de Economía, Roberto Lavagna, entregó a su par brasileño, Antonio Palocci, un reclamo-propuesta que pretendía evitar que Brasil se lleve todas las inversiones y que sus exportaciones sigan inundando Argentina. Ahora, Buenos Aires ha insistido, con ocasión de la cumbre de países sudamericanos y árabes realizada en Brasil, con una nueva propuesta.
El problema es que Argentina es menos competitiva que Brasil. Sus exportaciones no tienen el mismo atractivo que las de su vecino. Su capacidad para atraer inversiones, después de hacer la guerra sistemáticamente a todas las empresas que invirtieron en los 90 y de no reconocer parte significativa de los bonos que había emitido el Estado argentino, es muy inferior a la de Brasil, que ha visto aumentar sus inversiones en un 79% el último año. Y eso que Argentina devaluó su moneda traumáticamente hace tres años, lo que le dio una ventaja mucho mayor de la que tuvo Brasil cuando devaluó la suya en 1999, pues aquella devaluación fue mucho menor.
Por lo demás, Argentina se expone seriamente a represalias brasileñas si sigue planteando medidas proteccionistas: ya los productores brasileños de vino y harina de trigo empiezan a presionar a Lula para establecer sus propias salvaguardas. Todo esto es, desde luego, un retroceso monumental en el proceso de integración económica iniciado en los 90.
Por tanto, en este asunto claramente tiene razón el ministro brasileño Luis Furlan, quien ha amenazado con renunciar si Brasil cede. La mejor forma en que Kirchner puede "protegerse" de la competencia brasileña es no haciendo muchas de las cosas que hizo en todo este tiempo y que tanta popularidad le trajeron en lo inmediato. Argentina, que ha acumulado en 20 meses más inflación que en los ocho años anteriores, empieza a redescubrir que el populismo tiene un precio.
Apetito brasileño
Ahora bien: en el campo político, si bien Argentina está tratando de evitar que la supremacía brasileña le haga mucha sombra, es cierto que Brasil está "apretando el acelerador" demasiado. Según Clarín, el propio Kichner lo dijo así: "Si hay un lugar en la Organización Internacional del Trabajo, Brasil lo quiere. Si hay un espacio en las Naciones Unidas, Brasil lo quiere (...) Hasta querían un Papa brasileño".
La reciente cumbre de países sudamericanos y árabes, sumada a la Comunidad de Naciones Sudamericanas lanzada a fines del año último, son claras expresiones del liderazgo regional que Lula pretende. Y es muy cierto, como perciben en Buenos Aires, que Brasil ha pasado a despreciar un poco el Mercosur, al que ven como un objetivo limitado para la proyección que los brasileños buscan internacionalmente. Otra expresión de ese liderazgo es el acuerdo firmado para crear Petrosur, integración energética a nivel estatal entre Brasil, Venezuela y Argentina, en la que claramente Lula lleva por ahora la voz cantante aunque Chávez sea el más rico en petróleo.
Allí Lula se muestra mucho menos liberal que en cuestiones comerciales, pues le interesa usar el petróleo del Estado como instrumento de proyección política. No se trata tanto de reemplazar al anquilosado Mercosur por una dinámica comunidad sudamericana, cuanto de ampliar el radio de influencia política de Brasilia.
En cierta forma, es inevitable que el gigante brasileño pise fuerte. Pero Lula no parece reparar en que existe una disparidad entre esa ambición desmedida y la realidad interna de su país. Sí, hay un Brasil de primer mundo, como es obvio para cualquiera que pise ciertas zonas de Sao Paulo, y la economía brasileña ha repuntado fuertemente en los últimos tiempos, gracias a que Lula ha evitado el populismo que alguna vez prometió. Pero con 60 millones de pobres y una economía menos encaminada que las del Asia o Europa central, hay una tarea interna pendiente que puede verse desplazada por este nacionalismo de diplomacia superabundante.
Es un escenario, paradójicamente, en el que Estados Unidos, cuya influencia Brasilia quiere contrarrestar, podría salir beneficiado. Los vecinos de Brasil que tarde o temprano empiecen a recelar del hegemonismo político de Lula en la región tenderán a acercarse más a Washington -y, por tanto, a Lula puede salirle la apuesta al revés si no mide su ritmo-. Quizá no ocurra bajo los gobiernos actuales, pero podría ocurrir bajo los siguientes, y no falta mucho tiempo.


El dilema del terrorista bueno
Gustavo Sierra.
gsierra@clarin.com
Luis Posada Carriles, el anticastrista que viene intentando asesinar a Fidel Castro y minar al régimen cubano desde hace 45 años, llegó en forma clandestina a Miami el mes pasado para pedir asilo político. Los círculos de exiliados cubanos comenzaron a presionar al gobernador de Florida, Jeb Bush para que hablara con su hermano, el presidente, y resolviera el asunto con urgencia. Dicen que se le debe otorgar el asilo por razones humanitarias. Posada, 75 años, sufre un cáncer avanzado y fue a Estados Unidos para recibir tratamiento.

El problema es que Posada es acusado de haber organizado al menos tres actos terroristas en los últimos 25 años. Si se le da el asilo, se estaría discriminando entre un "terrorista bueno" y todos los otros perseguidos en la lucha antiterrorista lanzada por Bush tras los atentados del 11 de setiembre.

De acuerdo a documentos desclasificados del FBI, Posada organizó el atentado en 1976 que hizo explotar en el aire un avión de pasajeros de Cubana de Aviación dejando 73 muertos. Quince días antes, un grupo de asociados suyos colocó otra bomba debajo del auto del ex canciller chileno Orlando Letelier en Washington matando a él y a su secretaria. Y de acuerdo a su propia confesión en un reportaje del New York Times, ordenó la colocación de bombas en varios hoteles de La Habana en 1997 que dejaron un turista italiano muerto y varios heridos.

Posada fue agente de la CIA entre 1961 y 1967 y entre 1969 y 1974 uno de los oficiales de mayor graduación del servicio de inteligencia de Venezuela, la Disip. Luego, se recicló como ideólogo de la Contra en Nicaragua y finalmente como agente secreto de Guatemala. En noviembre del 2000 entró a Panamá con 33 kilos de explosivos plásticos para atentar contra Fidel Castro que había llegado para una cumbre. Lo atraparon y pasó cuatro años en la cárcel hasta que la presidenta Mireya Moscoso lo amnistió.

Bush tiene ahora el dilema.